En nuestro país, ha habido muchos cambios en los últimos años y eso lleva a que nuestra realidad social sea muy diferente. Muchas mujeres optan por no ser madres y otras retrasan cada vez más el momento de serlo. Eso ha llevado a que las que optan por la maternidad demoren ese momento en unos diez años, con respecto a la edad media con la que se era madre hace no muchos años. Hoy día esta media se ha ido hasta los 35 – 37 años.
Muchos factores sociales son los responsables de este cambio, pero podemos enumerar algunos de los más importantes: la necesidad de más formación universitaria, la dedicación de la mujer cada vez mayor a la vida profesional o laboral, las mayores dificultades económicas a la hora de plantearse que haya uno más en la familia, etc.
Todos estos factores condicionan la decisión de concebir un hijo y han desplazado al
factor biológico que era el que hace unos años era el que más condicionaba el tener un hijo. Sin embargo la genética de la mujer marca la edad ideal para reproducirse y esta es entre los 20 y 22 años. Entre los 22 y 32 años de produce una caída importante de la fertilidad, próxima al 50%. A partir de los 37 esta caída se hace muyo más considerable y a partir de los 40 años, las posibilidades de engendra un niño de forma natural, son ya muy pocas y además aumenta de forma muy significativa el número de abortos.
Por lo tanto se ha producido un grave desfase entre la edad biológica ideal y la edad biológica real.
Cuando una mujer quiere quedarse embarazada a partir de los 40 años, suele acabar recurriendo a ayuda médica. Hoy día existen diversas técnicas que permiten tener muchas posibilidades de tener un embarazo, como la fecundación in vitro o la donación de óvulos.
La donación de óvulos, una estupenda alternativa para aquellas parejas que no quieran recurrir a la adopción. Consiste en coger los óvulos de una donante y se fecundan con el semen de la pareja. Una vez logrado el embrión se transfiere a la madre, que será la madre biológica legal, ya que vivirá el proceso del embarazo.
Otra solución es la de congelar los propios óvulos de la mujer a una edad temprana y mantenerlos en ese estado hasta que, en un futuro, decida ser madre. Ésta es una técnica que hoy en día está en sus inicios. La preservación del tejido ovárico se hace de momento en casos de mujeres que van a someterse a quimioterapia o radioterapia, por lo que son conscientes de que sus óvulos resultarán contaminados. Ésta técnica se puede extender a las mujeres que aún no quieren ser madres o que no tienen todavía pareja, ya que congelando este tejido es como si se congelara el tiempo. También es una solución adecuada para las mujeres que saben que entrarán en una menopausia precoz. En estos últimos casos mencionados la congelación de óvulos todavía no es de rutina, pero lo será en los próximos años.
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